La llegada de Aldo Dávila al Parlamento de Guatemala es un importante paso en el país donde la homofobia forma parte de la cotidianidad.
Aldo Dávila se convirtió en el primer candidato homosexual que alcanza un escaño en el Congreso guatemalteco, ha recorrido un camino complicado en uno de los países más conservadores de América Latina.
Llegó al Congreso con ideas firmes y claras
Tras vivir acosado durante su época en el colegio, Dávila continuó desprestigiando quienes formaron parte de este terrible acoso, principalmente por parte del director, y nunca dudó sobre su preferencia sexual.
Dávila se ha convertido en un precursor en un país en el que la homofobia prevalece día a día. En Guatemala, dice Dávila, lo que no se conoce se agrede.
Los fríos datos parecen darle la razón: en lo que va del año, el colectivo LGBT+ ha sufrido crímenes de odio como nunca antes. Crímenes que solían suceder en muchos países de la región, pero hoy siguen constantemente en Guatemala.
Con todo y el reinado del machismo en Guatemala, el diputado obtuvo su victoria en una carrera por un puesto en el Parlamente -a mediados de junio-, esta victoria conlleva a una sociedad «más tolerante».
Dávila indicó durante una entrevista para El País, que llegar a ese puesto viene de su lucha contra la corrupción, por méritos a su trabajo, pero no deja de reconocer que muchos de los votos vienen de esa «diversidad sexual».
«Quiero creer que el escaño ganado es por tolerancia, por respeto, por aceptación… También tiene que ver con la unidad de la diversidad sexual: me atrevo a decir que la mayoría de votos con los que gané provienen de ahí. Pero también de gente que conoce y reconoce mi lucha contra la corrupción y la impunidad. Gente que vio en mí más allá del gay para encontrar a alguien dispuesto a luchar por una Guatemala mejor».
Entre tanto, su agenda tiene dos factores primordiales: la batalla sin tregua contra la impunidad y la lucha contra la corrupción.
Pero la guía que regirá su carrera legislativa será, por encima de todo, «salir del Congreso con la frente en alto, como he llegado. Y demostrar que desde la diversidad sexual trabajamos por todas las personas. Que no llegué con la agenda gay».