Desde hace 4 años los ciudadanos hemos sido sometidos a todo tipo de vejámenes, sacrificios y peligros para cruzar la línea limítrofe.
Lo que antes era una situación normal, sinónimo de hermandad, intercambio comercial y crecimiento, el régimen de Nicolás Maduro lo convirtió en una calamidad, en un momento de angustia y hasta de muerte.
"Ahora es una zona de destrucción, han matado mucha gente en las trochas, a mi me da miedo ir, voy por necesidad a retirar dinero que me manda mi hijo que está fuera y para hacer las compras", dijo a Caraota Digital la señora María Amparo Barreto.
Contó que antes pasaba tranquilamente en transporte público hasta Cúcuta y ahora le toca cruzar los puentes cargada y con temor de que se forme una balacera.
La zona además es el epicentro de la diáspora venezolana, escenario de tristes despedidas y el comienzo de historias llenas de incertidumbre, xenofobia, miedos y esperanzas.
En los puentes se escucha el ruido de las ruedas de las maletas sobre el asfalto, muchas de ellas desgastadas y viejas, pero repletas de recuerdos, el dolor de abandonar los afectos y el deseo de volver a la tierra que los vio nacer.
Con pocas pertenencias pero llenos de fe y esperanza, los inmigrantes abandonan el país obligados por la crisis y para poder ayudar a los que se quedan.
"Es un sacrificio lo que hacen los venezolanos para salir del país, aveces la cierran, la abren, usan las trochas, matraquean a los ciudadanos, hay enfrentamientos, muertos, ha sido una total anarquía este cierre", exclamó Luis Carrillo.
Entre requisas, empujones, coches, maletas, carretilleros y los gritos de quienes ofrecen golosinas, agua, compra de cabello y hasta servicio express, de sellado de pasaporte o paso por las trochas, miles de ciudadanos cruzamos el puente, hoy "adornado" por los containers quemados el pasado 23 de febrero cuando se intentó pasar la ayuda humanitaria a nuestro país.
"La frontera se ha convertido en un antro de corrupción, desidia, mafias e intereses", indicó Freddy Mejía.
Pese a la incomodidad, el calor, la aglomeración de personas, la matraca, los robos y todo tipo de hechos, por la zona pasan hasta 35 mil personas al día y según las estadísticas el 94 % del ingreso de venezolanos a territorio colombiano se realiza por los puentes Internacionales de Ureña y San Antonio del Táchira.
"Que la abran normal, como era antes, de todos modos uno va para allá a comprar porque sale más barato....Humillado, así me siento cada vez que cruzo el puente", narró Luis Castillo.
La mayoría van a vacunar a sus hijos recién nacidos, a comprar medicamentos para aliviar sus enfermedades o los alimentos que escasean en nuestro país o se ofrecen a precios exorbitantes.
"Este cierre lo que ha traído es incomodidad, el traslado por los puentes, por las trochas, lo que ha traído es problemas, zozobra, pobreza, la gente va por necesitad...Le pido al gobierno que abra esa frontera para beneficio de todos, de ambos países, pues somos hermanos", enfatizó José Corredor.
El deseo de todos quienes habitamos esta zona, es que nuevamente podamos pasar con nuestros carros, que la línea limítrofe sea otra vez ejemplo de desarrollo, progreso, intercambio comercial y el abrazo de dos países con nexos inquebrantables.