Un largo suspiro fue la antesala para que Ayaconda Simancas nos confesara que hace unos días sus hijos faltaron a clases por no tener que comer. Ella tampoco asistió al trabajo porque no había desayuno.
Una licenciada en Enfermería que por su salario no puede cumplir el sueño de todo padre de que sus hijos vivan mejor. ¨Cuando yo estudiaba pensaba en que mis hijos tendrían lo que nunca tuve y no puedo darles porque no tengo ni para sacar una copia¨.
¨No tengo nada¨ dijo a las puertas del Ipasme. Aseguró que en su casa debe escogerse si estudiar o comer porque la plata no alcanza.
¨Mis hijos no pueden hacer algunos trabajos porque los materiales son muy costosos. Lo que nos quedamos en Venezuela debemos luchar y yo seguiré por mi familia y porque no quiero perder mi institución que adoro¨.
Simancas informó que el funcionamiento a medias del Ipasme es gracias a la colaboración de pacientes y trabajadores. Papelería, insumos es parte de la donación de la gente, pero la situación es insostenible. Denunció que asisten básicamente a cumplir horario y que un sueldo de sueldo mínimo se vuelve polvo solo costeando el pasaje.