Una reunión con familiares de militares privados de libertad sostuvo este martes el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
El encuentro, que también contó con la diputada AN, Delsa Solórzano, se desarrolló en el Palacio Federal Legislativo.
Keila Flores, esposa de un militar que se encuentra en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) tuvo un derecho de palabra en el hemiciclo de la AN y aseguró que los privados de libertad son torturados con bolsas, ahorcamiento, descargas eléctricas y colgamientos, entre otros.
Espera que los centros de tortura que existen en Venezuela, como el caso del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) sean eliminados.
«Cada vez son más crueles y despiadadas las torturas. Acudimos a usted señor presidente para que nos proteja, los queremos con vida a todos».
Por su parte, Zaida Angarita, madre de un funcionario militar recluido en la Dgcim, quien también tuvo su derecho de palabra en la AN, aseguró que su hijo lleva 381 días privado de libertad.
«Ha sufrido las más crueles torturas, las más aberrantes, sin comunicación con sus familiares ni abogados, obligados a firmar con ojos vendados», narró.
Agregó que lo que sufrió el capitán Acosta Arévalo «le puede ocurrir a cualquier militar».