Entre risas, como si fuera un juego, dos estudiantes de bachillerato de 13 y 15 años bromeaban mientras se dirigían a la Planta Desalinizadora José María Vargas, situada en el Barrio Vargas, en la parroquia Carlos Soublette. Ambas viven en los edificios de Mare Abajo, donde no reciben agua desde hace meses.
“Cada 15 días o un mes vengo con dos botellones. Las vaciamos en el tobo, después la mandamos para el tanque. Cuando no hay la hervimos para tomar. Si llega agua a la casa, pero por poco tiempo”, dijo una de las menores de edad.
Contaron que usan el agua para ingerirla, para bañarse. Ambas terminaron las clases, pero ahora tienen esta nueva rutina que les impone la escasez de agua.
Freddy Rivas, de 73 años, viene del sector de 10 de Marzo, en la parroquia Carlos Soublette. “Tenemos meses sin agua. A veces vengo todos los días a cargar dos pipotes y me voy”.
Dijo que nunca pensó que tendría que cargar agua a diario para poder hacer sus quehaceres. “Pero hoy en día como están las cosas hay que hacer esto y mucho más. A veces la cola está larga”.
Juan José Capote, habitante de la carretera vieja de Maiquetía, indicó que desde hace dos meses no llega el líquido a su sector, por lo que va a la planta desalinizadora “casi todos los días con tres pimpinitas. Aquí puedo pasar desde media hora hasta una hora”.
Otro que llegaba a buscar agua para bañarse fue José Bravo, de 79 años. “Nuestra rutina es casi diaria cargando agua. Nosotros pagamos el agua pero nunca nos llega o la mandan cada 15 días”.
Recordó a las autoridades del estado que los residentes de los edificios de Mare necesitan del líquido. “Yo vengo de trabajar y voy a cargar agua para bañarme. Antes no cargábamos agua”.
De Playa Verde, parroquia Urimare, viene el motorizado José Gregorio Vargas porque es el sitio más cerca de donde puede surtirse. “Casi todos los días vengo. Siempre salgo con mi bidón, busco a los chamos al colegio y aprovecho de cargar agua. Con ella cocinamos y también tomamos”.