Resulta un ejercicio infértil y/o cruel el establecer semblanzas entre la antigua Venezuela petrolera y la actual nación de rostro desdibujado tras 20 años de régimen socialista.
Esa Venezuela petrolera, el otro país donde vivíamos, llegó a ubicarse entre los principales productores del llamado Oro Negro en el mundo.
Actualmente, los niveles de producción han tocado pisos sin precedentes como resultado ineludible de la aplicación de políticas gerenciales y de mercado del todo arcaicas, además de ineficientes (esto tiene comprobación empírica), sin dejar de mencionar la brutal e irresponsable indiferencia hacia los descarados actos de corrupción.
Otra de las consecuencias de lo arriba puntualizado se refiere a la sequía de liquidez que presenta ahora la PDVSA administrada por el régimen rojo de 20 años, que requiere modernizar los campos petroleros, elevar la producción de crudo, que ascendía a 3,2 millones de barriles diarios hace 12 años, y que ha caído a menos de 400.000 barriles diarios, o lo que es lo mismo a los niveles de los años 1930, según reseña AFP.
Para neutralizar al régimen chavista debido a sus acciones irregulares en el mercado financiero estadounidense, autoridades de este país han aplicado sanciones sobre el crudo venezolano desde abril de 2019.
En respuesta Nicolás Maduro, a pesar de contar con las mayores reservas petroleras en el mundo, ha debido recurrir a buques cisternas de Irán para paliar una aguda escasez de combustible.
El político instalado en Miraflores quiere abrir el sector a sus aliados con una polémica ley que facilita las inversiones bajo anonimato.
Impacto de la pandemia
Previo al esparcimiento por el mundo del virus covid-19, la situación de la economía venezolana se encontraba deteriorada a tal punto que esta presentó una contracción a la mitad en los recientes siete años, todos de recesión y con una hiperinflación que alcanzó el 9.000% en 2019 pulverizando el valor del signo monetario nacional.
Afectada por el desplome de los precios del crudo desde 2014, Venezuela, que obtenía 96% de sus ingresos del petróleo en 2019, sufre una falta de divisas que ha provocado una crisis aguda, generando un éxodo de más de 5 millones de venezolanos que huyen de la escasez de alimentos, medicamentos, agua, gasolina y electricidad.
De manera reiterada, el régimen de Maduro afirma a través de su hegemonía comunicacional que la crisis es el resultado de una “guerra económica” librada por la "derecha" y Estados Unidos para derrocarlo.