Dos testimonios que reflejan la cruda realidad y el sufrimiento del venezolano trabajador, además de los negocios turbios que surgen de la escasez.
«Para el venezolano de a pie se ha convertido en un martirio y dolor de cabeza salir a trabajar», denunciaron algunos merideños quienes indican que su salario lo usan solo para pagar los reiterados aumentos en las tarifas del pasaje del transporte público.
Ediluz Calderón vive en Chamita y tiene dos empleos, trabaja en una institución pública y en otra privada para poder sobrevivir a la peor crisis de la historia de Venezuela, un país donde las personas con suerte comen una vez al día, mientras otras pasan días sin alimentarse porque no hay salario que valga.
Ella es parte de los sectores priorizados, debe caminar desde su casa hasta la avenida Urdaneta cada día porque no le alcanza el sueldo para pagar tantos pasajes, recorrido en el que emplea aproximadamente dos horas, y luego ir a Santa Anita, para asistir al otro trabajo, caminata de una hora o más tiempo, esto lo debe hacer nuevamente para retornar a su hogar.
«Antes de despertar ya estamos estresados, la mayoría estamos enfermos por el estrés que nos genera ganar poco para gastar tanto», aseveró en relación a los miserables sueldos en bolívares y la dolarización de los alimentos y servicios que se vive en el país, lo que Nicolás Maduro considera una «válvula de escape».
Ha pensado varias veces en renunciar y salir corriendo hacia la frontera para más nunca regresar, o hacerlo cuando todo se solucione en Venezuela, pero dice que su compromiso con el país la frena a tomar esa drástica decisión.
Para tener una idea del gasto que tendría que hacer en transporte, el pasaje desde Chamita hasta Mérida aumentó de 50.000 a 150.000 y la ruta corta desde el centro a Santa Anita incrementó de 30.000 a 100.000 bolívares, debe cancelar al menos cuatro pasajes que se traducen en 500.000 bolívares diarios, si trabaja 5 días a la semana tiene que disponer de 10.000.000 al mes, cifra que está muy por encima del salario de un venezolano.
A esto se suma el desgaste físico y mental que le causa la jornada laboral, «una cosa es que camines por deporte y otra por obligación», a lo que añade el deterioro de los zapatos, porque adquirir unos nuevos es un gusto del que la mayoría dejó de disfrutar y las largas caminatas los acaban.
Este testimonio refleja la cruda realidad de los merideños y ciudadanos del resto del país, quienes además sufren por agua, gas, internet, medicamentos, electricidad y otras calamidades que se hicieron parte del régimen socialista y que golpea duramente solo a la clase trabajadora y honesta.
Venta de dinero en efectivo, otro fenómeno que surge en socialismo
Durante el recorrido hecho por el equipo de Caraota Digital en varias paradas de autobuses nos encontramos con otra historia, la de Paola Rodríguez, habitante de Mérida, ella se dirigía a San Rafael de Tabay, el pasaje de esa ruta aumento de 60.000 a 200.000 bolívares, dijo que el alza del dólar ha causado problemas con el pasaje y otros servicios.
Expresó que el sueldo de cada persona oscila los 2 o 5 dólares, razón por la que muchos merideños han decidido dejar de trabajar y buscar otras opciones.
La escasez del papel moneda y la limitación existente para que las personas retiren su propio dinero de las entidades bancarias, ha impulsado un negocio rentable para unos y la pérdida de dinero para otros, ya que quienes tienen acceso a los billetes los venden a un 30 por ciento de su valor.
Rodríguez con frecuencia compra bolívares en efectivo para poder pagar el pasaje hasta San Rafael de Tabay y otros lugares, ahora la tarifa es de Bs 200.000, monto equivalente al que se puede retirar en los bancos, es decir , las personas tendrían que ir todos los días al banco para pagar un solo pasaje, y las colas son agotadoras.
Explicó que el procedimiento consiste en usar la tarjeta de débito a través de un punto de venta o hacer una transferencia bancaria al comerciante o a quien disponga del efectivo, si la persona necesita Bs 2.000.000 , deberá transferir ese monto más el 30 por ciento, es decir, un total de Bs. 2.600.000 para obtener 2.000.000 en efectivo.
Los ciudadanos rechazan que la escasez de las cosas beneficia a algunos, pero perjudica a otros, y que la solidaridad de las personas se está perdiendo, un valor, que de fomentarse más podría impulsar a tener una mejor sociedad.