Adriana Pichardo, diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela, expuso este martes que en ningún país «en el que todo esté bien, es normal que se instale una comisión de DD.HH. de las Naciones Unidas».
Pichardo reiteró que la creación de una oficina de derechos humanos puede ser beneficiosa para los venezolanos, quienes han sido víctimas «de gravísimas violaciones a sus derechos, tratos crueles y torturas, por parte del usurpador Maduro». La información fue reseñada en una nota de prensa.
La diputada, quien también es miembro de la comisión de Contraloría y Derechos Humanos, indicó que la alta comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet «pudo obtener de primera mano los testimonios de las víctimas».
“Es increíble que por primera vez las víctimas de violaciones de DD. HH. hayan podido hablar con alguna autoridad y plantear su caso. Consideramos que esto constituye un gran avance para esas familias y para nosotros como sociedad. No queda duda que de la visita de la alta comisionada de las Naciones Unidas solo saldrá la verdad, después de haber constatado en persona la profunda crisis humanitaria y de haber escuchado testimonios de las víctimas, entiende la premura, la urgencia del pueblo de Venezuela. La misma urgencia que requiere el cese de la usurpación. Sin Libertad no vamos a tener salud, no vamos a atajar la escasez, la hiperinflación, la hambruna, la muerte y el éxodo de venezolanos”, dijo.
Recordó también que en Venezuela hay más de 700 presos políticos y 200 militares que están «tras las mazmorras del régimen» por pensar distinto.
“Es imposible que Bachelet no se haya percatado de la grave situación de persecución de la que somos víctimas todos quienes pensamos distinto y ejercemos nuestro legítimo derecho a la protesta. Hay realidades que son inocultables y estoy convencida que el caso Venezuela ante los ojos de la alta comisionada no se trata de un lado u otro de la política se trata de la crisis humanitaria más grande y notoria de la región”, detalló.
Finalizó invitando a los venezolanos a no abandonar la lucha «por la libertad», que a su juicio, no es otra que no sea «el cese de la usurpación, el Gobierno de transición y las elecciones libres».