La falta de oportunidades en el ámbito laboral ha generado en la mayoría de los venezolanos la necesidad de migrar al emprendimiento, en muchos casos a cualquier tipo de actividad comercial que los pueda resguardar de una hiperinflación descomunal, ya que, muchos pueden obtener ingresos muy superiores al salario percibido en algún empleo promedio, un ingreso que les permita sobrevivir a una de las mayores crisis económicas que ha vivido Venezuela en su historia.
Ahora bien, tener éxito en el emprendimiento es algo así como ganar una medalla olímpica y mucho más en nuestro país, porque más allá de la actividad comercial, el producto o servicio que vendas y/o comercialices, debes tener el carácter, los pantalones, la educación, el compromiso, la disciplina y muchas otras cualidades para sobrepasar todas las adversidades que un empresario debe enfrentar en su vida profesional. Por esta razón, las estadísticas señalan que de cada 10 negocios que abren sus puertas, solo dos llegan a su aniversario número 10.
¿Qué debe tener un empresario? Para lograr avanzar con éxito en su empresa, primero, un modelo de negocios que sea capaz de mejorar la calidad de vida de su comunidad, que tenga la posibilidad de ser escalable en el tiempo. Tiene que ver con la capacidad de un negocio de poder multiplicar todos los ingresos sin necesidad de aumentar los costos. Es decir, que tiene un alto potencial de crecimiento, contando además con los recursos necesarios para internacionalizarse. Que dicho modelo de negocios se pueda sistematizar, buscando la independencia del empresario o que sus acciones estén enfocadas en la estrategia y en la táctica, no en la operatividad del negocio.
Las empresas que deseen conectar con su comunidad deben encontrar causas que provoquen la acción orgánica de sus clientes. Las estrategias invasivas no son efectivas: el mercado desea ser conquistado, espera que tengas la capacidad para enamorarlos y seducirlos.
En un mundo donde abunda la información, el mercado sabe qué desea, cómo lo desea, cuánto desea, para cuándo lo desea y cuánto está dispuesto a pagar por aquello que desea. Así que la pregunta no es cuánto vendes, sino a cuántos enamoras a lo largo del tiempo, en el proceso. He ahí el dilema.
Así que más allá del tiempo que dedicas a vender – o como se dice en nuestro país, “a patear la calle” – debes, en paralelo, capacitarte, educarte, crear estrategias, saber manejar tus recursos al momento de reinvertir en la empresa. Porque no siempre el más exitoso es aquel que más acciona, sino también aquel que sea capaz de trabajar con intencionalidad, con propósito, con sentido, con norte y con la planificación necesaria que te ayude a avanzar con éxito en tu emprendimiento.
La palabra “protección” ya perdió vigencia. Ahora el emprendimiento es lo que está de moda. Pero si creías que los profesionales solo salen de las universidades, estás muy equivocado, porque aquel “empresario” que no sea capaz de profesionalizarse en su negocio, que no sea capaz de conocer su industria y apasionarse inteligentemente por aquello que hace, solo será cuestión de tiempo para que desaparezca y quede sin negocio, sin dinero y sin aquello que nunca se podrá recuperar: el tiempo.