El síndorme de burnout o desgaste ocupacional es un trastorno por efecto de un estrés laboral crónico caracterizado por despersonalización, sensación de ineficacia y agotamiento psicoemocional.
Hacemos paréntesis para celebrar que este trastorno ha sido recientemente reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Epidemiología
La población que está más expuesta a desarrollar este trastorno son los
profesionales del área sanitaria, administrativa y docente, no quedando exentas otras ocupaciones, porque, por regla general, son más propensos quienes tengan un mayor roce con el público en general.
Los expertos estiman que el 10% de la población mundial sufre de desgaste ocupacional y que es más frecuente en mujeres que en hombres.
Causas
Generalmente es multifactorial, siendo «endosables” cada uno de los factores de los cuales destacan:
- jornada laboral con horarios excesivos
- Remuneración salarial baja
- Clima y condiciones laborales pésimas (compañeros y superiores injustos y malas relaciones en general, además de un ambiente pobre)
Esta situación genera consecuencias sobre la salud del individuo, destacándose:
- A) Estrés como fruto de unas competencias y capacidades superadas por la responsabilidad en el empleo.
- B) Alteración del estado de sueño-vigilia acumulado, y además generando efectos indeseados desde cualquier punto de vista, en especial el psiquiátrico.
Síntomas cardinales
- Cinismo
- Cefálea
- Dispepsia (síntomas digestivos)
- Anhedonia (incapacidad de experimentar placer en el trabajo)
- Neurastenia (agotamiento emocional)
- Abulia (falta de voluntad)
Como corolario
Desde mi óptica, el problema radica en la extinción de la pasión como energía infinita que nos impulsa a seguir por un sendero de prosperidad, así que, cuando esa pasión se extingue (por la razón que fuese) entonces nos encontramos en una situación de insatisfacción y frustración y es allí cuando todo deja de cobrar sentido.
Es ese el momento cuando debemos meditar y cuestionarnos si ese sendero es el que debemos seguir transitando o, por el contrario, cambiar las estrategias y tener un enfoque distinto de la situación que nos aqueja y evitar la peligrosa y silente monotonía.
Es comprensible que muchas veces factores como superiores tiranos y compañeros desalmados, son una poderosa causa de irritabilidad que deben ser abordadas de forma muy inteligente.
Sea cual sea la decisión tomada, hay que recordar que nada es absoluto ni perpetuo. Las decisiones tampoco son un antes y un después que marcan agudamente nuestra existencia; las decisiones forman parte de la vida y aunque parezca complicado en ese momento, todos los días en todo momento tomamos decisiones.
Siempre abordemos la situación desde la forma más “conservadora” en primera instancia, hasta abordar el último paso de la situación con medidas más “liberales”.
Realmente no existe un antídoto para este desorden sino más bien ser valientes y tomar medidas coherentes, como evitar los excesos en el corto, mediano y largo plazo tanto del ritmo como en la intensidad, además de dedicar tiempo a uno mismo y a actividades extracurriculares como el deporte clásico, yoga, ajedrez o mindfulness.
Por último, recordar que quien no vive para servir, no sirve para vivir. Esa debe ser una ley de vida.
«El tirano que vulneró la legalidad, apela a la legalidad cuando se ve vencido». José Antonio Marina”