El Día Mundial del Braille tiene una connotación muy especial. Cada 4 de enero, se le rinde tributo a las personas que son invidentes.
Era el año 1812 en Coupvray, Francia, cuando Louis Braille estaba jugando en el taller en el que su padre hacía arneses. Con 3 años de edad, le atrajeron las herramientas con las que trabajaban el cuero y, tratando de imitar lo que había visto, tomó unas puntiagudas y empezó a jugar a «ser papá». En vez de hacer un hueco en el cuero, la lezna se le resbaló y le perforó un ojo. Ocurrió un accidente que le cambió la vida a él y, años más tarde, a muchos otros con su condición.
A los 5 años de edad, Louis Braille estaba completamente ciego.
Por suerte, aunque no existía algún programa educativo para invidentes, sus padres tenían claro que eso no podía impedirle la oportunidad de estudiar. Decidieron inscribirle en un centro educativo y, a los 7 años de edad, Braille empezó a ir a clases.
En aquella época, el sistema para leer que se ejecutaba era muy básico: pocos libros estaban impresos con letras en relieve, sistema inventado por el fundador de la escuela, Valentin Haüy.
Eso quería decir que los estudiantes debían recorrer con sus dedos cada letra lentamente para formar palabras y, con mucho esfuerzo, frases.
Los estudiantes experimentaron pero pronto se desanimaron porque el sistema no sólo no incluía mayúsculas o signos de puntuación, sino que eran palabras escritas como se pronunciaban en vez de plasmarlas con la ortografía francesa estándar.
Louis Braille, sin embargo, persistió, lo fue afinando y cuando tenía 15 años, había completado su nuevo sistema. Redujo los puntos en relieve, quedando del tamaño preciso para sentirlos con la yema del dedo de un sólo toque.
El sistema Louis Braille cambió la historia del mundo
Este innovador sistema, para aquel tiempo, tanto al propio Braille como al mundo entero le cambió la vida.
El mismo consiste en leer de izquierda a derecha como tantas otras escrituras, y no. No se trata de un lenguaje: es un sistema de escritura, lo que quiere decir que puede ser adaptado a diferentes idiomas. Para ello, se han desarrollado «códigos braille» para estudiar asignaturas como matemáticas y aprender, a su vez, diversas fórmulas científicas.
No obstante, con la adición de nuevas tecnologías, incluidas las computadoras parlantes, los índices de alfabetización en este sistema están bajando considerablemente.