Shella es una perrita que llegó a un centro de reclusión en Argentina luego de perseguir, hace un año, a una patrulla que arrestó a su dueño por cometer un hurto.
José Martiní, subsecretario de la comisaría, declaró que “el día en que hicimos la detención y trajimos al chico a la dependencia, al rato Shella se presentó y nunca se fue”, reseñó El País.
La mestiza conquistó el corazón de los empleados de la cárcel en la provincia de La Pampa, quienes la adoptaron, le dieron cobijo y la han alimentado mientras espera a que su dueño cumpla la condena. Por su buen comportamiento le permiten estar dentro del calabozo y compartir con su propietario.
Asimismo, el oficial destacó que Shella “forma parte de la familia del centro de reclusión, tan integrada está que cuando el personal sale a recorrer las calles a pie ella los sigue”. Y agregó que la extrañarán cuando salga el delincuente y se vayan juntos.